La historia del patrono de la isla de Brač se remonta a finales del siglo III en Capadocia, actualmente Turquía. Jorge en su juventud se hizo soldado del ejército romano, tal como su padre. Fue uno de los guardias personales del emperador Diocleciano hasta que comenzó una persecución contra los cristianos. Como San Jorge no renegó su fe, lo martirizaron y luego decapitaron un 23 de abril del año 303.
La Iglesia Católica, a través del Papa Gelasio I, lo canonizó en el año 494 por la fama que su valentía extendió por el mundo occidental y oriental.
La leyenda de San Jorge y el dragón se popularizó en la Edad Media. Relata que en un poblado habitaba un dragón que tenía a los aldeanos atemorizados y para tranquilizarlo tenían que ofrecerle sacrificios humanos. Un día la princesa fue elegida para ser sacrificada, pero San Jorge lo impidió matando con su espada al dragón. El mito cuenta que de la sangre del dragón brotó una rosa que San Jorge regaló a la princesa liberando a todos los habitantes del lugar.
Para la simbología cristiana, San Jorge venció al mal con ayuda de Dios. Por eso la isla de Brač cuentan con San Jorge como protector.
